Un tipo estornuda con tanta fuerza, que todo su cuerpo sale por el agujero derecho de su nariz y se muere por exposición de órganos y despresurización.
Un médico que paseaba a sus tarántulas preferidas por la plaza, encuentra al tipo dado vuelta y lo expone en la universidad.
Un universitario, estudiante de médico y que también era un tipo, comprende que todo lo demás es un camelo y que el pobrecito tipo, se murió de un infarto, cuando los ojos le quedaron mirando para adentro.
Un embalsamador, acostumbrado a dar vuelta algún que otro bicho, efectivamente, para embalsamarlo, desmintió a todos los demás y dio a conocer la verdad: El pobresito tipo, se murió cuando estornudó y todo lo demás, es delirio del estúpido que escribe el destino de la gente que estornuda.
Siendo un especialista en la materia (la materia de despellejar bichos y dejarlos tiesos, para que adornen estantes y chimeneas) la gente comenzó a temerle al estornudo y al ente que escribe el destino de la gente que estornuda.
Con el tiempo, la gente comenzó a temerle a los estornudos y al estúpido que escribe el destino de los que estornudan.
En la actualidad, nos enseñan a estornudar con delicadesa, pero nadie nos dice lo que nos pasará si lo hacemos como nuestra naturaleza dicta, con fuerza, con ganas y sin mesura.
9/1/08
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