9/1/08

Huevos y descubrimientos

9/1/08
Un hombre comprendió, que el universo es una cápsula, que protege a la vida del vacío y la oscuridad del infinito. Contento por su descubrimiento y dispuesto a comprobar su teoría, reunió a varios de los miembros más selectos de la sociedad distinguida y se los explicó de la siguiente forma: tomó un huevo y lo rompió, dejando caer el contenido sobre la mesa.
“Lo ven” dijo el hombre “rota la cápsula, la vida se ha extinguido”
El hombre fue ovacionado y se creó una escuela en su honor, dedicada al estudio del universo.
Un estudiante aportó, en base al primer descubrimiento, que si la cáscara es el universo la yema es el mundo y la clara todo lo demás.
Años más tarde, otro de los estudiantes presentó un nuevo avance. Tomó cincuenta huevos y los repartió entre la concurrencia. Luego, pidió que los movieran, los agitaran, los hicieran girar y hasta que hicieran malabares con ellos. Por último, rompió todos los huevos y dejó caer su contenido sobre la mesa.
“Lo ven”, dijo el estudiante, “la yema sigue dentro de la clara, por lo tanto, nuestro mundo es el centro del universo”.
Así continuaron los logros de esta escuela. El tercer gran descubrimiento, fue a raíz de un huevo de doble yema, que llevó a los eruditos a comprender que existía más de un mundo en el universo. Este último descubrimiento perjudicó las cosas, ya que se imposibilitaba la idea de un solo planeta núcleo.
Otro estudiante, descubrió que la vida podía extinguirse dentro del huevo, al hervirlo. El estudiante acercó huevos al fuego, a distintas distancias y noto que algunos se cocían y otros lograban mantener con vida a sus pichones, hasta que rompían el cascarón.
“Lo ven” dijo este estudiante, “la vida se mantiene gracias al fuego, lo que significa que vivimos gracias al sol”
La segunda parte de la teoría de este estudiante, fue negada durante años, ya que afirmaba que era el sol el centro y no el mundo. Él aseguraba que si dos yemas son dos mundos, ambas necesitan calor para mantener la vida, por lo que deben girar en torno al sol y no alrededor de un planeta.
El pobre estudiante continuaba tratando de demostrar su teoría y, aburrido de comer huevos duros y pasados por agua, decidió innovar. Así fue como descubrió el huevo frito (y su versión económica “huevo a la plancha”) y en base a esto, la hamburguesa con huevo.
El joven corrió hacia sus maestros, afirmando haber encontrado la razón por la cual el mundo no caía hasta lo más profundo del universo. Estaba posado sobre un disco, por lo tanto, era plano. “Pero los discos no vuelan”, pensó. Sin embargo, unos días después, comprendió que debía estar posado sobre algún tipo de criatura que nadara por el contenido del universo, girando en torno al sol, sin hundirse y sin la necesidad de respirar.
El estudiante separó mil claras de mil yemas y las juntó en un barril, entonces, introdujo distintos tipos de peces, un sapo, una rana, una tortuga y hasta una anguila. Al cabo de un rato, por alguna extraña razón (era astrónomo no biólogo marino) que no pudo responder, la tortuga era la única con vida.
Buscó una tortuga grande, un disco de madera pequeño y un huevo, pero no podía mantener el disco en equilibrio sobre el caparazón. Por lo que comprendió que, algo posado sobre el caparazón, sostenía el disco.
El joven estudió distintos tipos de libros sobre animales y llegó a la conclusión que la única opción, era cuatro elefantes. Sus patas sobre el caparazón, y el disco apoyado sobre sus lomos. Las trompas hacían un extraño rulo con lo que lograban dos cosas, la primera, sujetar la yema al disco y el disco a sus espaldas, la segunda, al estar las trompas sobre la yema, respirar.
El joven tardó una semana en dibujar, escribir y cambiar la palabra yema por mundo, luego, presentó todo.
Su ponencia fue tan buena, que el mundo entero se basó en sus descubrimientos durante siglos.
Sin embargo, un joven que estudiaba a distancia, fue más allá de todos. Tomó un huevo y comprendió que el asunto era mayor a como se lo había estado viendo. Según él, la yema era la vida, la clara el oxígeno, la cáscara el mundo y el mundo el universo.
El único problema, era que había logrado hacer que un huevo mantuviera el equilibrio sobre un disco sólo una vez, por lo que hizo trampa y utilizó su mano en lugar de disco, ubicándolo en el pequeño hueco entre su dedo anular y su dedo índice.
“Lo ven”, dijo el joven, “hace equilibrio sobre la palma de mi mano, puede hacerlo sobre cuatro elefantes”. El joven estudiante recibió una beca del gobierno español para su investigación y partió con tres o cuatro barcos hacia el oeste, para comprobar su teoría, al final, lo logró, el mundo tenía la forma de un huevo.
Muchos siglos más tarde, un hombre tomó la vieja idea y construyó una cápsula de metal blanco, le puso un perro adentro y la mando fuera del mundo. Una cámara abordo afirmó que el mundo no tenía forma de huevo sino, que era casi redondo.
Otro hombre, mucho más inteligente que todos los anteriores, estudió los logros de dicha escuela y se quedó con el único real, la hamburguesa con huevo, pero le agregó tomate, pepino, lechuga, cebolla, queso, dos panes y te agranda el pedido por unas monedas más.

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